La paz no puede ni debe utilizarse
como una propuesta electoral, La paz debe ser una política de estado…
La paz no puede estar sujeta a
“alianzas” políticas y conveniencias electorales…
Quienes renuncian a sus
convicciones políticas y escogen a un candidato que no les gusta y que es
contrario a sus principios, bajo la ilusión de que promete obtener la paz con
la firma de un acuerdo, están traicionando el verdadero sentido de la democracia.
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